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Mostrando entradas de junio, 2016

Orgullo Copaneco

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Diez minutos bastaron para que la copaneca Mary Portillo Romero, se robara la simpatía del jurado de la competencia mundial de barismo, The World Barista Championship 2016, celebrado en Dublin, Irlanda. Los cuatro jueces que calificaron las bebidas, los dos jueces técnicos que hicieron la puntuación de procedimientos y el juez líder que consolidó los datos del concurso, quedaron impresionados de la seguridad, soltura y preparación de Mary que orgullosamente representó el café de Capucas, de San Pedro Copán. Solo tiene 22 años, pero esta copaneca tiene claras sus metas y la pasión por el café la lleva en la sangre. Creció en este rubro y para llegar a la competencia de Irlanda ella luchó en Honduras por ganarse el pase a la competencia y lo logró. Fue la campeona Nacional de Barismo en el evento que promovió el Instituto Hondureño del Café (Ihcafé), y utilizó el café del productor José Luis Estévez, uno de los más de 800 socios que tiene la Cooperativa Cafetalera Capuca

María Jesus, nobleza y amor al prójimo

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María Jesús Ramirez, nacida en San Sebastián, España, se convirtió en el ángel de los hondureños. Desde hace más de una década su trabajo como misionera la trajo a tierras catrachas,  como parte de la congregación de las Hermanas Franciscanas de La Inmaculada que establecieron su sede en Santa Rosa de Copán. Ella junto a otras religiosas trabajan en diferentes áreas, beneficiando a familias enteras con la ejecución de proyectos sociales que buscan cambiar las vidas de miles de personas en el departamento de Copán. Su trabajo es silencioso, pero el corazón de esta religiosa ha hecho que hasta en el último rincón del occidente se gane el cariño de quienes la conocen. María Jesús es sinónimo de entrega y compromiso con los necesitados.  Con alegría y sencillez, está transformando vidas. Al escribir estas líneas, pienso en esos días donde la he visto internarse en las montañas, montar a caballo y llegar a lugares inaccesibles para trabajar con las comunidades en los proyectos de

Una pesadilla sin fin

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Una indocumentada en el desierto de Nogales, Arizona, toma un descanso. Foto Debbie McCollugh Desde el 2010 que le sigo la pista a los hondureños que deciden marcharse del país, las cifras van en aumento. No importan los riesgos que representa alcanzar ese llamado "sueño americano", la gente se sigue marchando. El fenómeno migratorio ha encendido de nuevo las alarmas a los Gobiernos que buscan en la implementación de diferentes planes detener esa oleada de indocumentados que aumenta cada vez más y que ahora incluye a menores.  Pero esas  alianzas lo que ha generado es que se incrementen los peligros, que el número de bandas criminales proliferen porque a los migrantes ya no se les da un sentido humano, se les ve como mercancía a la que tienen que sacarle el mayor provecho. Desde que salen del país hay coyotes, polleros o pateros como les llaman en cada país, esperándolos. Otros son asediados en los albergues, los que se vuelven el punto de captación para exigirles