María Jesus, nobleza y amor al prójimo

María Jesús Ramirez, nacida en San Sebastián, España, se convirtió en el ángel de los hondureños. Desde hace más de una década su trabajo como misionera la trajo a tierras catrachas,  como parte de la congregación de las Hermanas Franciscanas de La Inmaculada que establecieron su sede en Santa Rosa de Copán.

Ella junto a otras religiosas trabajan en diferentes áreas, beneficiando a familias enteras con la ejecución de proyectos sociales que buscan cambiar las vidas de miles de personas en el departamento de Copán. Su trabajo es silencioso, pero el corazón de esta religiosa ha hecho que hasta en el último rincón del occidente se gane el cariño de quienes la conocen.

María Jesús es sinónimo de entrega y compromiso con los necesitados. Con alegría y sencillez, está transformando vidas. Al escribir estas líneas, pienso en esos días donde la he visto internarse en las montañas, montar a caballo y llegar a lugares inaccesibles para trabajar con las comunidades en los proyectos de electrificación; en los días que dedica a trabajar junto a los internos del centro penal de Santa Rosa de Copán, en el proyecto de carpintería; en el trabajo en la Casa Hogar donde apoya a las mujeres víctimas de violencia doméstica a través de la comisión de mujeres de la ciudad; con las jóvenes que vienen de las aldeas para continuar sus estudios en Santa Rosa; así como el apoyo que da a la Escuela Técnica de Artes y Oficios o en esos días que destina cuando se traslada a la escuela de niños especiales que promovió en San Juan de Opoa.

Esas son apenas algunas de las actividades que realiza, donde su entrega deja huella, una huella de amor al prójimo. Cuando analizo su larga trayectoria, sin duda reconozco que la labor de María Jesús la convierte en un ángel de bondad, de esperanzas. Es una de esas religiosas extranjeras que llegó para quedarse, para amar a Honduras y prueba de ese amor, es que gestionó su ciudadanía y en el 2015 se hizo hondureña.  Su trabajo además la ha hecho merecedora de varios reconocimientos, entre ellos el de la Mujer del Año en el 2015, nominación que le otorgó el Centro de la Mujer Copaneca.

Compartiendo con las jóvenes y religiosas en la casa que fundaron en Santa Rosa de Copán.

Hay tantas anécdotas como historias compartidas con María Jesús, que quizás muchos también tengan algo que contar del trabajo de esta mujer, de su entrega y sacrificio, así como de la disposición permanente que tiene para servir. Resaltar hoy su trabajo es honrarla, aunque no lo necesite. pero vale la pena destacar las acciones que nos muestran la proyección de personas valiosas que dan lo mejor de sí por los demás. Ella es una trabajadora sin descanso, una mujer que plasma el mandato de Dios de ir haciendo el bien

Yo doy gracias a Dios por conocerla, por haber compartido con ella diferentes momentos que me permitieron valorar su lado humano, la alegría de esa amiga, consejera y el apoyo que representa para muchos. En mi caso ha sido también mi ángel, la persona que  ha estado siempre en todo momento. Hoy que revivo la trayectoría de esta religiosa, creí oportuno destacar todo lo que ella representa, la persona valiosa que tenemos en el occidente de Honduras. Gracias María Jesús por todo lo que aportas para nuestro país, Gracias por tener a Honduras como tú patria y Gracias España por enviarnos un ángel para socorrer a los necesitados.