Celebrar o no el día del árbol
Recuerdo las celebraciones que de niña realizaban las escuelas y colegios para conmemorar el día del árbol. Era una fecha muy esperada. Eran días de paseo, de salir al campo, de contemplar los tupidos pinares que tanto en la zona conocida como el ex campo Sahsa en Santa Rosa de Copán, El Cerrito, La Honduras y otros lugares emblemáticos de mi terruño se hacían para plantar arbolitos. Los maestros buscaban inculcar el cuidado de los bosques, la protección de nuestros recursos, pero algo falló, porque la mano del hombre es la que ahora nos tiene sumidos en una crisis ambiental de la que no escapa mi ciudad.
Al conmemorar en Honduras el 30 de mayo el día del árbol y estando mi ciudad inmersa en el debate de la tala inmisericorde de bosques, pensé en la seria situación ambiental que enfrenta. Me pregunto: Es un día para que celebremos esa fecha del calendario cívico, o para que sigamos contemplando la destrucción y nos quedemos pasivos ante lo que ocurre en esta ciudad y el resto del país.
Lo digo porque cuando varios de mis amigos me enviaron fotografías de cómo se están destruyendo zonas emblemáticas forestales, que han sido paisajes únicos que muestran los bosques de pinos, confieso que sentí impotencia. Comprendí que el paso de la modernidad cambia las áreas verdes por las estructuras de concreto. He recibido cantidad de mensajes de decenas de santarrocenses preocupados. Consideran que "algo está fallando en la municipalidad y otras instancias para que se estén otorgando permisos que afectan las zonas boscosas emblemáticas".
Todo permiso debe sustentarse en los estudios ambientales que las instituciones encargadas realizan previo a dar la luz verde a los proyectos. En este caso, la Unidad Medio Ambiental, imagino ha tomado las prevenciones en el caso para que el Alcalde Municipal y su Corporación, tomaran la decisión de aprobar las solicitudes que en los proyectos residenciales que se edifican en sectores como El Derrumbo, la zona cercana al Centro Penal y otros proyectos que se construyen en la entrada a la ciudad, estén ejecutándose.
"La tragedia ambiental", como varios ciudadanos llaman a lo que ocurre hoy en mi ciudad, no solo debe ponernos a reflexionar, o emitir nuestras opiniones, debe ir más a la acción. Este es un momento donde las autoridades deben vigilar que se cumplan las medidas para mitigar el impacto ambiental de los proyectos que autorizaron, no podemos revertir el mal que ya se hizo. Y segundo, frenar, si es que hay en lista de espera otros permisos por aprobar. Una buena medida para estar al tanto del impacto o no de os proyecto es socializarlos con los pobladores, solo así tendremos certeza que ha medidas para contrarrestar los daños. No se puede permitir que el paisaje natural de la ciudad pronto se convierta en un área desértica.
Si de por sí, es un dolor de cabeza contar con el servicio de agua por las serias dificultades que se han tenido las autoridades en la zona por el área geográfica, la falta de fuentes de agua y otra serie de situaciones que por años han imposibilitado una solución definitiva en el tema, no me imagino cuál será el panorama que nos depare para los próximos años. Con esto no digo que las edificaciones que hoy se construyen eran zonas que abastecían de agua a la ciudad, solo digo que aunque fueran 20, 30 o la cantidad de árboles que por las obras se talen, el impacto de esas acciones se está viendo y seguirá viéndose a futuro. Aclaro, tampoco digo que no se ocupan viviendas, ese es otro tema. Solo hablo de impacto ambiental y que todos debemos unirnos para conocer más y cómo cada uno desde nuestros espacios puede hacer algo.
Es hora de sudar la camiseta por nuestro futuro, por el de nuestras generaciones. Porque si esto sigue, olvidemos aquellos días de frío, olvidemos las mañanitas nebulosas, las navidades frías y ahora para ponernos a tono, empecemos a blindarnos con ventiladores y aires acondicionados porque la caldera apenas comienza a encenderse.
Feliz 30 de mayo, o no sé si decir mi pésame por el día del árbol.
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