Lo que nos deja ETA y IOTA

Si ya la situación en Honduras pintaba gris con la pandemia del covid, que nos encerró en Honduras varios meses y género la pérdida de miles de empresas, ETA y IOTA, los dos huracanes convertidos en tormenta tropical, nos dejan devastados.

En un país, donde las condiciones han sido precarias y las respuestas del Gobierno tardías o nulas, para los afectados, la situación es grave y por eso muchos compatriotas buscan irse, quieren hallar lo que en Honduras se les niega y salir adelante. Un informe de la Oficina de Asuntos Humantiarios de las Naciones Unidas (OCHA), revela son 3.8 millones de personas son las que fueron afectadas por ETA y IOTA. Además que son 61 mil viviendas destruidas y que hasta el 6 de diciembre del 2020, 95 mil personas están viviendo en refugios, bajo puentes o calles, en la zona del Valle de Sula, en el norte del país.

Fotos: NRC/Christian Jepsen

Este es el panorama que tenemos, por eso los Organismos Internacionales han hecho un llamado de auxilio a la comunidad internacional para que dirija su mirada hacia este país, para que vuelquen su ayuda, porque saben que lo que se viene es una situación de hambre, de extrema precariedad. Son miles de hectáreas de cultivos de granos básicos, vegetales, banano y café destruídos.

Hemos ido por etapas en este 2020, aferrándonos a la fe, sosteniendo esperanzas para echarnos ánimo y decir esto pasará, pronto pasará. No sólo nos marca el dolor por la pérdida de tantos familiares, amigos y conocidos que murieron por el covid, sino las malas respuestas para atender a los hondureños en un sistema precario de salud. Esto nos indigna, sobre todo cuando comprobamos que a nuestro alrededor se ciernen diversos actos de corrupción, incluso aumentos de salarios en momentos críticos para el país. Entonces, es cuando con justa razón el coraje nos invade. "Nos encachimbamos", como decimos los hondureños, porque ante semejante emergencia, un golpe brutal que expertos aseguran fue más allá que el MITCH, en 1998, no entendemos como no se prioriza a la gente, como no se concentra cualquier esfuerzo en acciones que sumen y no que resten.

Pero estas son parte de las incongruencias que por muy brillante que sea nuestro coeficiente intelectual no alcanzamos a comprender. Varios amigos y conocidos me preguntan hacia dónde va el país o cómo se resolverá esta crisis? No lo sé. Los escenarios son diversos y estamos también en medio del desastre luchando con políticos, cuya memoria corta olvida a los miles de damnificados y andan emocionados tirando consignas, buscando levantar perfil para convertirse en el próximo diputado o alcalde, cuando esas acciones deberían estar en cada comunidad devastada ayudando. Son pocos los que han llegado a las zonas, los que sin pedir fondos departamentales, soltaron cada peso porque en sus conciencias nacía dar de su bolsa, no de lo que a nosotros nos cuesta con nuestros impuestos y tampoco buscaban una foto para justificar esos dineros.

Fotos: NRC/Christian Jepsen

El pueblo ya no es el de antes, el pueblo sabe bien quién es quién. Ojalá que las caretas que cada día caen sirvan para que a la hora de votar, se escoja a los más decentes. Ya es hora que un montón que han mamado la teta por años, abandonen los cargos y den paso a caras y conciencias convencidas de generar esperanzas, de regalarnos un mejor país.

Ya no se vale seguir jugando con un pueblo, un pueblo que es solidario y que es el que ha estado apoyando, como dice el slogan "solo el pueblo salva al pueblo". Por años los hondureños piden justicia, exigen respuestas porque padecen hambre, claman porque las autoridades hagan lo correcto, que no se vean más colores, sino la hermandad entre un pueblo, porque de algo sí están seguros: Honduras merece mejor suerte. 

Fotos: NRC/Christian Jepsen



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