Imperdible San Francisco, California
Desde hace una semana San Francisco, California se ha convertido en mi hogar temporal. Desde mi llegada he tratado de descubrir la ciudad, valorar cada rincón y en mis ratos libres escaparme para recorrer sus calles, sin sentir el temor de un asalto o esa sensación de voltear hacia atrás temiendo que alguien te siga. San Francisco sin duda que es un lugar para pasarla bien, aunque es considerada una de las ciudades más caras de Estados Unidos.
Desde el primer día la puerta del dragón (Dragón Gate), que es la entrada al barrio Chino me cautivó. Esta es la comunidad más antigua y la más grande fuera de Asia. Recorrí sus calles, las tiendas y por supuesto degusté de la comida oriental en uno de los restaurantes que desde mi llegada al hotel nos recomendó. En esta ciudad la mezcla de razas la hace una ciudad única, por eso está tan poblada de hombres y mujeres de tantas nacionalidades que paro de contar a cuántos extranjeros me he logrado encontrar en mis tardes de caminata por las avenidas o en los cortos paseos que he dado con los brasileños y guatemaltecos que me acompañaron por la bahía y los parajes hermosos que dan un aire diferente a esta ciudad, que confieso de a poco ha comenzado a gustarme.
No cabe duda que si en algún momento decides visitar San Francisco debes verla completa. Tiene lugares imperdibles para hacer de la estancia algo que valga la pena. El tour guiado que me di en bus junto a Marcos Dos Santos, uno de los brasileños que hace equipo en esta aventura por San Francisco, nos permitió descubrir lugares que en la agenda no deben falta. Por ejemplo el Palacio de Bellas Artes es un lugar que tiene una buena vista, varios senderos y la arquitectura es simplemente impresionante.
Pero las elevadas torres que asoman nos hacen extasiarnos para contemplar el color rojo que fluye en el puente Golden Gate, uno de los puntos que apantalla y que es el lugar que no debe perderse al estar en esta ciudad que por algo es una de las más bellas de Estados Unidos. Y si aún crees que lo has visto todo, no, aún hay mucho que recorrer, los museos, el paseo por el Embarcadero hacia el Fisherman’s Wharf, son otro espectáculo. La mayoría de turistas especialmente jóvenes elige la bicicleta para recorrer estos lugares.
Yo de todo el menú de opciones, me quedo con Sausalito, una pequeña ciudad de unos siete mil habitantes que está justo en la bahía, donde se respira paz, hay una vista fabulosa a la bahía y realmente las casas con sus diseños victorianos dan un aire diferente para que puedas almorzar o simplemente caminar por la zona.
Podría seguirles contando todas las cosas lindas que tiene esta ciudad, aquí hasta el clima es benévolo para visitarlo cuando el otoño o el invierno empieza a regalar ese clima helado, pero que en San Francisco se vuelve de las épocas más lindas para pasar unos días conociendo la ciudad. Yo vine por trabajo, pero como el tiempo me ha dado para las escapadas, creí bonito contarles lo bueno que hasta ahora mis ojitos han visto. Algo que si me sorprende es que hasta ahora (Llevo siete días aquí), no me he encontrado con ningún hondureño, apenas varios salvadoreños amables por cierto y mexicanos que nos han atendido de maravilla. Por teléfono converse con la cónsul de Honduras en San Francisco y me informó que esta oficina está por cerrarse. Así que los días que me restan mi tour obligado será conocer los restaurantes hondureños que no están tan cerca de la zona donde ahora me hospedo, pero que sin duda me dará el rostro latino, ese calorcito que sabemos darle a la vida y que nos hace marcar la diferencia donde nos encontramos.
Mientras escribo estas líneas sigo pensando que haré el próximo fin de semana, me quedan dos semanas para seguir descubriendo esta ciudad y espero no solo llevarme grabadas las imágenes de la modernidad, tradiciones, cultura y gastronomía, sino también el carisma de la gente que he conocido y que ha tratado de hacerme más llevaderos estos días en la imperdible San Francisco.
Desde el primer día la puerta del dragón (Dragón Gate), que es la entrada al barrio Chino me cautivó. Esta es la comunidad más antigua y la más grande fuera de Asia. Recorrí sus calles, las tiendas y por supuesto degusté de la comida oriental en uno de los restaurantes que desde mi llegada al hotel nos recomendó. En esta ciudad la mezcla de razas la hace una ciudad única, por eso está tan poblada de hombres y mujeres de tantas nacionalidades que paro de contar a cuántos extranjeros me he logrado encontrar en mis tardes de caminata por las avenidas o en los cortos paseos que he dado con los brasileños y guatemaltecos que me acompañaron por la bahía y los parajes hermosos que dan un aire diferente a esta ciudad, que confieso de a poco ha comenzado a gustarme.
No cabe duda que si en algún momento decides visitar San Francisco debes verla completa. Tiene lugares imperdibles para hacer de la estancia algo que valga la pena. El tour guiado que me di en bus junto a Marcos Dos Santos, uno de los brasileños que hace equipo en esta aventura por San Francisco, nos permitió descubrir lugares que en la agenda no deben falta. Por ejemplo el Palacio de Bellas Artes es un lugar que tiene una buena vista, varios senderos y la arquitectura es simplemente impresionante.
Pero las elevadas torres que asoman nos hacen extasiarnos para contemplar el color rojo que fluye en el puente Golden Gate, uno de los puntos que apantalla y que es el lugar que no debe perderse al estar en esta ciudad que por algo es una de las más bellas de Estados Unidos. Y si aún crees que lo has visto todo, no, aún hay mucho que recorrer, los museos, el paseo por el Embarcadero hacia el Fisherman’s Wharf, son otro espectáculo. La mayoría de turistas especialmente jóvenes elige la bicicleta para recorrer estos lugares.
Yo de todo el menú de opciones, me quedo con Sausalito, una pequeña ciudad de unos siete mil habitantes que está justo en la bahía, donde se respira paz, hay una vista fabulosa a la bahía y realmente las casas con sus diseños victorianos dan un aire diferente para que puedas almorzar o simplemente caminar por la zona.
Podría seguirles contando todas las cosas lindas que tiene esta ciudad, aquí hasta el clima es benévolo para visitarlo cuando el otoño o el invierno empieza a regalar ese clima helado, pero que en San Francisco se vuelve de las épocas más lindas para pasar unos días conociendo la ciudad. Yo vine por trabajo, pero como el tiempo me ha dado para las escapadas, creí bonito contarles lo bueno que hasta ahora mis ojitos han visto. Algo que si me sorprende es que hasta ahora (Llevo siete días aquí), no me he encontrado con ningún hondureño, apenas varios salvadoreños amables por cierto y mexicanos que nos han atendido de maravilla. Por teléfono converse con la cónsul de Honduras en San Francisco y me informó que esta oficina está por cerrarse. Así que los días que me restan mi tour obligado será conocer los restaurantes hondureños que no están tan cerca de la zona donde ahora me hospedo, pero que sin duda me dará el rostro latino, ese calorcito que sabemos darle a la vida y que nos hace marcar la diferencia donde nos encontramos.
Mientras escribo estas líneas sigo pensando que haré el próximo fin de semana, me quedan dos semanas para seguir descubriendo esta ciudad y espero no solo llevarme grabadas las imágenes de la modernidad, tradiciones, cultura y gastronomía, sino también el carisma de la gente que he conocido y que ha tratado de hacerme más llevaderos estos días en la imperdible San Francisco.
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