Siguen huyendo

La alerta que hoy giró el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), sobre el incremento de mujeres de Centroamérica y México huyendo de sus países para escapar de la violencia, es apenas uno de los efectos que gradualmente se ha generado en estos países ante la falta de políticas que frenen la violencia descontrolada y el desempleo.

El informe "Mujeres en Fuga" presentado por Acnur en Washington. devela los testimonios de 160 mujeres de El Salvador, Guatemala y Honduras que son las que narran el porqué salieron huyendo, algunas junto a sus hijos. Los programas, campañas y acciones que al menos en Honduras emprendió el Gobierno para frenar no solo el desplazamiento de menores no acompañados sino también de mujeres, parece no tener el efecto esperado.

Me encantó el mensaje que en la presentación del informe hizo Antonio Guterres, Alto Comisionado del Acnur, quien expresó "La mayor parte de la atención mediática internacional se centra en los refugiados que llegan a Europa de países como Siria, Irak y Afganistán, pero no se ve la otra crisis, la que se desarrolla en Centroamérica donde decenas de miles de mujeres viajan solas o junto a sus hiijos huyendo de la violencia".

Y es verdad. El tema se volvió invisible, no captó al menos en este año el interés de los medios internacionales, se abandonó la cobertura tras la crisis que se desató en el 2014, cuando los menores abarrotaron los albergues para migrantes en Texas y esto obligó a movilizar a cientos de ellos a otros Estados. La avalancha fue tal, que Estados Unidos demostró no estar preparado para una crisis migratoria de esa magnitud. 

Pero con la puesta en el tapete de un nuevo informe y que sale precisamente de Acnur, esta alerta solo confirma lo que siempre supimos: nuestra gente, los hondureños siguen huyendo de Honduras. 

Las historias en el informe "Mujeres en  Fuga", solo devela la odisea vivida por las víctimas. Son 160 mujeres entrevistadas entre los meses de junio y agosto del 2015, que narran porqué se vieron forzadas a salir. Violaciones, asaltos, extorsiones, tiroteos, desapariciones, secuestros y amenazas a muerte, forman parte de la serie de intimidaciones que las mujeres, hoy en el exilio vivieron en sus países.

Pero el calvario de estas mujeres incluye otro dolor: el de dejar en sus países de origen a uno o varios de sus hijos. El informe detalla que más del 60% de las 160 mujeres entrevistadas se separaron de sus niños. "Lo peor de dejar mi país es pensar qué estará pasando con mis hijos. Tuve que salir porque mi esposo era violento, y ahora pago el precio de haberme venido porque mi hija de apenas 13 años está siendo abusada por mi esposo" relató Carolina una hondureña que huyó del país.

Historias como esas se repiten en las vidas de varias de las desplazadas por la violencia. Si algo une a estas mujeres es que todas buscan protección. En sus países sienten que los Gobiernos no están cumpliendo con las garantías para sentirse seguras, que las oportunidades están vedadas y que si no escapan, corren el riesgo de ser asesinadas.

"Todo te afecta, porque allá una mujer no vale nada. Es como si tu vida no tuviera ningún valor. Ellos violan, no hay límites. No existe la autoridad. No hay nadie que los detenga" dijo una de las víctimas en el testimonio que dio al organismo internacional.

El problema es que pese al anuncio de medidas para frenar esa emigración de mujeres, los diferentes gobiernos han propuesto opciones, alternativas a los pobladores de estos países, pero en la realidad el efecto no es inmediato y atender la gran demanda de necesidades, no es de la noche a la mañana y entonces, es notoria la ausencia. Hay una falta de cobertura estatal, falta de respuestas en materia de seguridad para neutralizar las operaciones de los grupos criminales, porque hay vacíos, hay espacios que aún no están cubiertos, y hay que hacer un amplio trabajo en materia de prevención.

Tomo el caso concreto de Honduras porque es mi país y para nadie es extraño que ha sido uno de los que más desplazados ha generado. El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), registra al menos 39 mil en el 2015, esa cifra a finales del año no dudo cambiará y elevará la cifra de compatriotas abandonando el país. 

No es una tarea fácil para ningún Gobierno enterarse de los hallazgos en este informe, no hay una fórmula mágica para paliar de inmediato la expulsión de esas mujeres y lo que más urge es empleo, asistencia social y protección. En fin, paro de contar todo lo que hace falta, pero lo más importante debe ser la voluntad política y de acción.  

Las solicitudes de asilo han aumentado. Según Estados Unidos el 82% de las 16,077 mujeres que fueron entrevistadas para aplicar a este mecanismo de protección tenían un temor creíble de sufrir persecución o tortura y por eso fueron elegibles para la medida. Es el momento que todos pongamos los ojos ante el problema migratorio, ante la desesperación de muchas familias que quieren un cambio, un futuro mejor para sus familias. Todos buscamos una Honduras diferente y cada uno desde nuestro espacio puede aportar para no ser indiferente ante un problema que nos atañe a todos. 





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