Debbie Maccolugh con su arte da una mirada distinta a la migración


Conocí a Debbi Maccolugh en el año 2011, en la fronera entre Nogales Sonora y Nogales Arizona. Había llegado para hacer un reportaje sobre el calvario de los migrantes en la ruta del desierto. 

Fue en Nogales, visité la casa de migrantes que me hablaron de la organización Samaritanos, conformado por un grupo de norteamericanos que dos veces a la semana llega al desierto en Nogales, Arizona para dejar botellones de agua para los migrantes que cruzan por esa zona.

Me movilicé a la zona de Green Valley y en ese punto, contacté no solo a Debbie, sino que a muchos norteamericanos todos en retiro, preocupados por ayudar a los migrantes.

Con Debbie nos fuimos al desierto, bajo el fuerte sol caminamos cargando unas canastas con botellones de agua. A cada uno Debbie le escribía la fecha y también la leyenda "Vaya con Dios".


Pero en el camino noté que Debbie se detenía y recogía a su paso cepillos de dientes, zapatos usados, latas de atún, muñecas, fotos, imágenes religiosas y muchos otros objetos.

No entendía por qué hasta que me llevó a su casa y ví como cada objeto dejado por los migrantes en los senderos, los transformó en aretes, altares, cajas de sombras, ángeles y cualquier otra cosa que se le ocurra.



Ella me explicó que con los objetos busca dar vida a cada recuerdo de esos hombres, mujeres y niños que cruzan la frontera. "Es como dar la oportunidad de ver estos objetos, para ayudarlos a reconocer el lado humano de lo que está sucediendo y poner un rostro humano al sufrimiento”, dijo.

Debbie tiene varios años recorriendo el desierto, buscando con su trabajo llamar la atención de cómo los migrantes sufren, viven un calvario que en ocasiones termina en muerte.




Es a través de sus muñecas, altares, decoraciones, aretes, pulseras y colgantes que reúne para recordar que se trata de seres humanos que caminan kilómetro tras kilómetro, que son personas que están atrapadas en la desesperanza y buscan un futuro mejor.

Conocer a Debbie me hizo ver que hay personas que si sienten el dolor de los migrantes que viajan buscando un sueño, que como ella hay más americanos que con su labor buscan hacerles menos difícil el camino.






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