Criminales en la cosa Pública



Hoy que leí las declaraciones de Marvin Ponce, asesor del Presidente Juan Orlando Hernández, no me sorprendí cuando dijo: "si se metiera presos a los funcionarios públicos y privados que cometen ilícitos en la administración pública en Honduras, no hay cárcel para tanta gente".

Y es que pareciera que el patrón de conducta de muchos funcionarios al llegar a un cargo, es iniciar una carrera loca contra reloj, para "aprovechar el puesto" y mejorar su economía personal y familiar al precio que sea. Esa ha sido la conducta que por lo general adoptan muchos a los que quizás se refiere el ex diputado. 

Tal vez lo que me sorprenda y preocupa es que haga mención, que ese número de funcionarios puede superar a los miembros de maras y pandillas y eso es grave. Primero porque significa que el mal de la corrupción se ha vuelto una práctica tan habitual y que las filas de corruptos se engrosaron. Y segundo, hay una verdad: los valores se han perdido en Honduras.

Recuerdo con las declaraciones de Ponce, los consejos que varios "amigos" de funcionarios les daban a algunos cuando eran nombrados en las aduanas. "No sea bruto, aproveche, solo tiene cuatro años". Hay una clara consciencia que si una persona se nombraba en el cargo y más en puestos donde se tientan los valores, la consigna era practicar la corrupción. Esa vieja práctica se volvió tan normal, que nosotros también somos cómplices de lo que en Honduras ha venido ocurriendo. Por omisión también fuímos parte de esa cadena.

Con esto no digo que todos son corruptos, no. Hay claros ejemplos de hombres y mujeres rectos, probos, comprometidos en el cargo y tratando de enderezar el camino, pero se topan con tantas y tantas marañas que al final se rinden y prefieren renunciar a actuar en contra de sus principios. No es fácil actuar por el camino bueno, la ambición ha llevado a que se perdiera el norte y cayéramos en ese hoyo, donde aún nos faltan muchos escándalos que al destaparse evidenciarán lo que por años estuvo sucediendo a vista y paciencia de todos.

Lo que hasta ahora se ha develado apenas es una mínima parte del menú de acciones ilícitas que desde diferentes dependencias se manejó al antojo de los que tenían el deber de cuidar los fondos que como pueblo aportamos con nuestros impuestos.

Si Marvin Ponce asegura que son como 500 personas metidas en la administración pública y privada y que habría que extraditar, pues nos da una referencia de cómo se salpicaron muchos en ese caminar. Y que cinco mi funcionarios públicos y privados también asegure se vinculan en enriquecimiento ilícito, estamos bien fregados.

Sanear un país con altos niveles de corrupción es un proceso, pero más allá del proceso es de voluntades. El Ministerio Público tiene una menuda tarea para dar seguimiento a esta denuncia y de oficio explorar el quehacer de varios funcionarios para determinar que tan válidas son las aseveraciones del Ponce. Pero conociendo que cada vez que sale a la palestra pública es porque trae líneas y sus criterios un fundamento tendrán. 

A nosotros como pueblo nos toca estar vigilantes e incidir en los procesos para frenar este mal que es el que nos lleva a colocarnos en un sitial nada sano, donde los fondos que hemos aportado con impuestos han sido dilapidados y no solo hago referencia a este Gobierno, las investigaciones tienen que hacerse en todas las gestiones, porque este mal se volvió una práctica desde hace varios años en Honduras. Ojo al Cristo, transparencia sí es posible. 

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