Señales terroristas?
No nos terminamos de recuperar del impacto de las ocho muertes que criminales perpetraron el mediodía del martes en Choloma, Cortés, cuando al amanecer de este miércoles otra nueva masacre nos opacaba el día: siete muertos en Comayaguela, Francisco Morazán en la zona central de Honduras.
En menos de 24 horas 15 familias se enlutaron, con saña y frialdad, los criminales apagaron las vidas de 14 hombres y una mujer, todos trabajadores del transporte, obreros que trabajaban para sostener a sus familias.
Esas dos tragedias marcan las vidas, no solo de las familias que cargan con el dolor de la pérdida de sus parientes, sino también la de todos los hondureños que preocupados vemos la avanzada de los grupos criminales que muestran cada vez más acciones indiscriminadas que como bien dice el analista Raúl Pineda Alvarado "Se acercan a acciones terroristas orientadas a sembrar el terror en Honduras".
Y tiene razón. Pero me preguntó: Hasta dónde las autoridades permitirán el avance? Frenarán su operar o desarticularán los grupos de manera que se siente el precedente de quién es el que manda en el país? Ojalá, porque sino, tendremos un retroceso dramático.
Aquí son tres males a vencer: corrupción, delincuencia y pobreza. En Honduras ya no debe haber espacio a la impunidad, ya no es tiempo para los cobardes, se trata de unir voluntades para vencer a los enemigos que hoy aniquilan, derraman sangre y atemorizan.
Ante este panorama urgen acciones enérgicas para evitar que todos los que trabajen o habiten en áreas conflictivas estén expuestos a los criminales. "Están matando por deporte, son actividades delictivas que se acercan al terrorismo, buscan generar miedo para obligar a la sociedad a cumplir sus propósitos" explicó Alvarado ante los medios de comunicación que pidieron su opinión en el caso.
Las acciones de las últimas horas solo nos demuestran que las estructuras están intactas, que las dejaron crecer, que no se sabe si hubo negligencia, complicidad o incapacidad para frenarlos. Pero sea lo que sea, lo que es claro es que ya no se puede permitir el estado de indefensión que nos mantiene a todos con el Jesús en la boca. El replanteamiento de estrategias es urgente, los criminales están retando al Estado y aquí es donde tenemos que ver contundencia, respuesta, acciones no apaga fuegos, sino preventivas, seguras y que vengan de a poco a devolvernos la tranquilidad.
Aquí están en juego vidas, está en juego la imagen de un país, está en juego la tranquilidad de los hondureños. Que estas muertes no queden en vano, que sean las que nos llevan a recuperar espacios, las que hacen que nuestras autoridades reorienten su operar y que en memoria de esas víctimas la paz sea la que nos acompañe y el miedo desaparezca. Parar la violencia es el reto ante las señales terroristas que asoman en estos grupos que hoy buscan sembrar el miedo.
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